top of page

Indígenas curripacas, sikuanis y cubeas desplazadas por la violencia dejaron sus hogares en el departamento de Vaupés y llegaron a la ciudad de Villavicencio buscando comenzar de nuevo. Pero, el pasado no queda atrás ni se borra de la memoria; los espacios se viven, siempre, bajo el peso de lo que somos.  Luego de más de dos años sin hogar, algunas familias fueron reubicadas en el barrio La Madrid, detrás de ellas otras  esperan tener un lugar donde vivir. Cuando se fueron lo  hicieron por miedo, como los casi cuatro millones de desplazados que engordan las ciudades a causa de la guerra, de la corrupción y  del hambre.  Hoy son habitantes de la ciudad, sin embargo su barrio es un lugar donde las relaciones entre los vecinos no se parecen a las de otras ciudadades,  acá la gente se reúne, se mira sin desconfianza, prepara alimentos en espacios compartidos, habla y vive a ritmo de tiempo presente. A pesar de no traer maletas, estas indígenas trajeron lo suyo cuando llegaron.

Minga de Cemento

bottom of page